In a time when the physical distances narrow. In an era, the digital one, full of lone individuals prefixed to a virtual communication doctrine, in which intimacy and the true leitmotif of each human being is relegated to a community mirage, man still fights as his ancestors did, an old battle in the horizons and about the social skills around him. Metaphysical spaces elevated to a collective subconscious, to a popular imaginary where daily, we fight an eternal battle between the unconquered and the real.
Areas working as mirrors of a society destined to a fierce development, where future frequently confuses with present and past is lapidated by the burden of the now. Places as the yesterday’s close heritage, as the ruins of today, as a legacy of what we have been, and a close intermediate towards tomorrow.
No Destination has been developed in those spaces, highways, parking, yards, old factories, or service roads; time there seems to remain silent after an aesthetic and purely emotional resource: melancholy and decadence of a society riding without direction nor end to the encounter of an unachievable progress.
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En un tiempo en el que las distancias físicas se estrechan, en una era, la digital, compuesta por individuos solitarios prefijados a la doctrina de la comunicación virtual, donde la intimidad y el verdadero leitmotiv de cada ser queda relegado al espejismo de la comunidad, el hombre libra aún como sus ancestros una antigua batalla en los horizontes y las periferias que le rodean. Espacios metafísicos elevados al subconsciente colectivo y al imaginario popular donde a diario se desarrolla una eterna contienda entre lo que se está aún por conquistar y lo certero.
Espacios que funcionan como espejos de una sociedad abocada a un desarrollo voraz, donde el futuro se confunde a menudo con el presente y el pasado queda lapidado por el yugo del ahora, lugares que actúan como patrimonio cercano del ayer, como ruina del hoy, como legado de lo que fuimos e intermedio próximo hasta el mañana.
No destination se desarrolló pues en estos espacios, carreteras, aparcamientos, solares, viejas fabricas o vías de servicio donde el tiempo parece callar en pos de un recurso estético y puramente emocional, el de la melancolía y la decadencia de una sociedad que cabalga sin rumbo ni fin al encuentro del siempre inalcanzable progreso.